20 noviembre 2008

H.P LOVECRAFT


Yo soy uno de los muchos seguidores de Lovecraft. Me considero amante de la literatura de terror y Lovecraft ocupa una buena porción de mi extensa librería.

Una de mis aficiones es la investigación de vidas extravagantes, disfruto sorprendiéndome de que maneras supera la realidad a la ficción. No es que me regocije en las miserias humanas, ni que encuentre un placer especial en la aberración mental que ocultan determinados individuos... llamarle morbo, llamarle curiosidad o simple afición a torturarme mentalmente leyendo este tipo de relatos basados en una historia real, como el Marqués de Sade, Erzsebet Bathory, Vlad Tepes, Gilles de Rais, Jack el destripador, etc... Pero a parte de sorprenderme de hasta donde llega la depravación humana, me gusta regocijarme en las vidas de gente a la que admiro y es que no solo son personas que sobresalen como... llamemoslo artistas, si no que descubro facetas en su personalidad que me hacen respetarles aún más (aunque como nadie es perfecto, suelo decepcionarme con otras cosas como la misoginia, que suele ser una característica inamovible en la mentalidad de estas épocas)


En este caso quiero dedicar un pequeño espacio de este blog a H.P Lovecraft:


Howard Phillips Lovecraft fue un escritor estadounidense, autor de novelas y relatos de terror y ciencia ficción. Se le considera un gran innovador del cuento de terror, al que aportó una mitología propia (los mitos de Cthulhu), desarrollada en colaboración con otros autores y aún vigente. Su obra constituye un clásico del terror cósmico materialista, una corriente que se aparta de la temática tradicional del terror sobrenatural incorporando elementos de ciencia ficción. Cultivó también la poesía, el ensayo y la literatura epistolar.
A Howard, el pequeño Lovecraft, le gustaba frecuentar parajes extraños y apartados para poder dar rienda suelta a su desbordante imaginación. En esos sitios (cuevas, arboledas alejadas, etc.) recreaba situaciones históricas o se ensimismaba en la observación de pequeños detalles que, para el resto de las personas, pasaban inadvertidos, pero que a Lovecraft le fascinaban; como detenerse a escuchar a las hadas del bosque, o imaginar lo que podría existir en el espacio exterior
Lovecraft fue un niño prodigio: recitaba poesía a los dos años, leía a los tres y empezó a escribir a los seis o siete años de edad. Sobre los ocho años descubre la ciencia, primero la química, luego la astronomía.
Aunque desde los 5 años se declaró ateo (Tras leer las Mil y una Noches vio que la Biblia era tan poco real como aquellos cuentos pero más aburrida) Tras sus estudios prematuros de astrología fue consciente de la magnitud del universo y lo insignificantes que somos los humanos en su comparación, ayudando a reforzar sus ideas sobre la inexistencia de un Dios, a pesar de vivir en una familia extremadamente devota y un mundo que no veía aceptable aquella visión del universo, desprestigiando al ser humano y renegando de todo rastro de divinidad.