Vivimos en un mundo falocentrico, desde el principio de la historia hasta el día de hoy en el que nos alabamos por un progreso ideológico falso. La mujer, aún despues de una larga lucha por la igualdad, siempre se considera menos capacitada que el hombre. Seguimos cobrando menos, hay determinados puestos inaccesibles para nosotras y se nos sigue tachando de malas conductoras. Por no hablar de la relación tan intima que hay entre hogar y mujer.
El sexo masculino en cambio tiene más estima. Siempre infunde más respeto un hombre que una mujer, porque seguimos teniendo esos resquicios culturales (de una cultura machista) que situan al hombre como un icono de poder y superioridad, no hablamos solo de fuerza física (acepto que biológicamente el hombre tenga más propensión a ésta que la mujer) sino de una fuerza psicológica que desde siglos se le ha atribuido unicamente a los hombres. Los jefes varones son más respetados que las jefas. Inponen más. Incluso iconográficamente el poder está representado con sinbolos falocentricos, como són los rascacielos.
Siempre se nos atribulle nuestro epicentro en la cocina. Como ejemplo tomo el chiste megarepetido por hombres que intentan hacerse los graciosos entre un grupo rebosante de testosterona, estos chistes son una clara conducta masculina a reforzar su superioridad y su valía frente a lo femenino "¿Qué hace una mujer fuera de la cocina? Turismo" Este tipo de chistes no hacen más que perpetuar el conflicto, retrasan el avance ideológico y los posiciona en un estado de neardentalismo. Pero es que esa es nuestra educación, las madres se afanan en que sus hijas sean buenas cocineras, aprendan como se limpia bien la casa y en cambio al hijo varón a penas le pide que haga su cama. Deja que el marido se quede viendo la televisión mientras ella hace la limpieza, su unica queja es una mala cara cuando éste le riñe por obstaculizando su visión de la pantalla al limpiar la mesa del salón. Los niños crecen y tienden a perpetuar la educación que le han dado sus padres. Lo que han visto en casa. Papa arregla la lampara y mama la limpia. Los anuncios televisivos nos lo siguen mostrando a todas horas, si un hombre hace algo en el hogar es para quitarle algo de trabajo a la mujer, pero no es por hacer las cosas a medias, siempre la mujer aparece en los anuncios de productos de limpieza, con los niños en el colegio, hablando de lo beneficiosos que es determinada marca de yogur para sus hijos porque son las únicas que se preocupan por su salud o como en el nuevo anuncio de Coca-cola "nadie sabe más que una cocinera, enfermera, economista, psicóloga, inventora de cuentos y repartidora de felicidad en general", por si no fuera poco además de acarrear todo el peso del hogar ellas solitas, deben estár perfectas para atraer al sexo contrario, maquillaje, cremas, etc. El hombre en cambio conduce coches y se afeita.
Incluso los insultos y alavanzas son sexistas. Cuando algo es aburrido es un coñazo, pero si es bueno es la polla o cojonudo, una persona fuerte es un machote y debil una nenaza. Para insultar se apela a la discapacidad erectil (gilipollas), al engaño de una mujer (cabrón) o perdida de masculinidad (maricón). Lo masculino es lo bueno y lo poco masculino o femenino es lo malo. Por estás mismas razones siempre ha sido perseguida la homosexualidad masculina de una manera tan fuerte, se aleja de lo varonil para acercarse a conductas femeninas, no es macho, es marica, deja de ser un hombre completo, algo inadmisible, pues sería rebajar al hombre. En cambio la homosexualidad femenina más bién ha sido ignorada. ¿Por qué? Porque adoptar conductas masculinas no atenta al ego masculino, más bien lo refuerza, le salen imitadores. Marimacho no tiene porque ser necesariamente malo, marica lo es a todas vistas. Una puntualización: Al hablar de conductas masculinas o femeninas, no me refiero a distinciones reales. Para mí las conductas, son conductas, sin distinción de genero. Hablo de lo que popularmente se califica de masculino y femenino, aunque solo sea el hecho de la atracción por un determinado género.
La cultura judeo-cristiana ha sido otra contribuidora a reforzar estos roles, se habla de la biblia o cualquiero otro libro "sagrado" como modelo de moral correcta y no paramos de encontrarnos como que la mujer es un simple objetos al servicio del hombre, creada de Adan para servir a Adan, porque se aburria el ahí solo y necesitaba un bufón y una esclava y, como nó, ella es la culpable de su destierro del paraiso. El hombre siempre es el santo, la mujer la arpia pecadora. La que puede ser golpeada, violada y vendida como mercancía. Maltratada, esclavizada y ejecutada sin poseer valor alguno por ella sola. Y aunque pensemos que son cosas del pasados seguimos viendo cada día que pasa casos de violencia de género resultado de esa cosificación de la mujer. La mujer intenta liberarse de un hombre maltratador, que no la respeta y no la deja libertad y este al considerarla suya decide que la mejor opción es matarla "Si no es mía, no es de nadie" No acepta el cambio, la supremacía masculina gana, la mujer vuelve a perder una vez más.
Y todo esto seguirá pasando año tras años a menos que hagamos algo para cambiarlo y ¿Cómo se cambia? Enseñando la igualdad desde niños, predicando con el ejemplo y dando una educación basada en unos buenos valores. Porque si nosotros cambiamos, el mundo cambia.